Bettie Page; una Pin-up bien rulers

Bella, inocente, sensual, deseada, carnal… los adjetivos son insuficientes para quien fuera, quizás una de las mas celebres Pin-up de los años cincuentas en Norteamérica, hablamos de Bettie Page, esplendorosa encarnación del erotismo prohibido.

Dotada de un cuerpo sensualmente apasionado, una morena y larga cabellera, ojos azules puramente seductores, y una sonrisa fielmente inocente, Bettie page nunca alcanzó su ilusión de ser estrella de cine.

A lo mucho, y para gracia de la industria grafica erótica, Bettie logró convertirse en una de las chicas favoritas de los hombres que consumían revistas y fotografías clandestinas que, en aquel tiempo, se vendían bajo cuerda o por correo.

Del mismo modo, muchos de los cromos pictóricos en los que posó esta sensual reina del fetichismo, el bondage y el spanking, inspiró un paradigma de goce en protagonistas femíneos, así como también el deleite de culpabilidad que se mantenía oculto bajo la superficie.

Son inolvidables las escenas en donde Bettie, engalanada de aquella lencería al más fino sadomasoquismo; medias largas de seda, zapatos de tacón aguja y ligueros, sometía a sus desprotegidas victimas, atadas y enmudecidas, esperando por aquel látigo erótico que las hacia estremecer hasta el último espasmo.

En cuanto a su infancia y pubertad, tal vez Marilyn Monrroe la comprendería; criada en un orfanato, padre alcohólico, madre demente, abusos paternos, tres divorcios, juicios, escándalos, Playboy, fotografías y más Bettie Page.

Sin embargo, hoy queremos rendir homenaje a la que en vida fue uno de los más celebres iconos sexuales de Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX, Bettie Page, que en su legado pictórico nos hereda lo mejor de su juventud, impreso en papeles religiosos que deben estar adornando algún bar.

Finalmente, la popular Miss Enero de la revista Playboy, debe estar empinando el codo tal vez escuchando el triste tema Really got the blues, junto a otro celebre... Heinrich Karl Bukowski.